jueves, abril 20, 2006

Carlitos

Hay un hombre que cada tanto se queda en nuestra cuadra y se pone a hablar. Le habla a Carlitos, no sé si es él o alguien muy importante.
Debe tener bastantes años, Carlitos -el de nuestra cuadra-, o al menos eso parece con el vino y los días y noches de andar (...) Acaba de decir que cumple 59, parecería que me escuchó. Su monólogo a veces acompaña, cuando es hora de seguir con los quehaceres pero toda una dice "basta por hoy".
Carlitos cuenta de todo, a veces molesta, y a veces es como una radio que acompaña bien, contando historias de antes, que para él todavía son. Su jubilación, su trabajo, gobernantes de antes y ahora, cuesta seguirle el hilo.
A veces va al almacén de la esquina, charla, acepta contento un poquito de vino, no sé si a veces compra. No sé de qué vive ni dónde. A veces se queda dormido atrás de los cajones de frutas y verduras, que están puestos como en escalera, y cuando alguien saca un tomate o lo que fuera, abre un ojo, lo cierra y sigue.
Me pregunto, a veces -y sigo repitiendo "a veces", porque así es- cómo será la vida de Carlitos siempre en la calle, si es que siempre está allí, cuando no lo vemos, no lo oímos; cómo habrá sido cuando tenía un trabajo, una familia y quizás una vida "más común", y cómo habrá llegado a ésta, y por qué, y cómo será pues, como decía mi Abuelo.
Vaya Carlitos, que le vaya bien, lo mejor para Usté, y pase por aquí cuantas veces quiera. Sólo trate que no sea con tono muy fuerte cuando en alguna de esas noches de insomplio, el sueño recién se instaló.

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