Para bien y para mal

Hace un rato leí el post "Sueño" de Ross. Cómo el sueño y otras cosas se vuelven tan preciadas cuando vienen los hijos u otros sucesos de la vida que elegimos o que nos pasan...

El otro día oficié de tía: me quedé a dormir en lo de mi hermana para darle una mano con sus bebés. Baile toda la noche, que traté de atender yo. Porque me gusta, porque para mí es una aventura (como Sergio, generalmente -y para bien y para mal- duermo cuanto me place) y porque sabía que para mi hermana era un regalo descomunal.

Al amanecer (como a las 7) la beba se despertó y lo mejor fue llevármela a la cama (todo bien, pero a esa altura mis facultades no daban para otra cosa). La niña, despierta y sonriente, se dedicó a pellizcar y olisquear a su tía quien dormitaba y disfrutaba como loca mientras la cuidaba lo que podía.

Ahora: hay veces que tengo añoranzas de ser mamá y disfrutar de esos placeres diariamente, con los consabidos deberes y cansancios. Y pienso en el tiempo que corre.

Y otras que pienso: "bueno, puedo disfrutar de ésto, que es hermoso y con devolución". A veces no alcanza. A veces pienso que existe un destino o una elección subyacente. No sé.

Generalmente trato de disfrutar. Como soy humana (oh sí) a veces me pongo triste y (también) a veces no.